jueves, 2 de febrero de 2017

Sensibilizados



CARTA ABIERTA A D. MARIO ICETA, OBISPO DE BILBAO

Bilbao, a 30 de enero de 2017.


Estimado D. Mario:

El pasado 14 de diciembre participó en un desayuno con los medios de comunicación y personas de cierto relieve en la sociedad de Bizkaia. Aunque ha pasado algún tiempo desde entonces creemos que hay algunos puntos de su intervención que mantienen actualidad y mucho interés por lo que querríamos comentarlos con Ud. Quizá sean materia para un diálogo posterior.

Es destacable la referencia al nuevo Directorio de la Iniciación cristiana (¿no está siendo demasiado lenta su promoción en toda la diócesis?) y al objetivo del Plan respecto al encuentro personal y comunitario con Dios. Nos llama mucho la atención que no cite el clamor diocesano respecto a la ineludible renovación del lenguaje litúrgico y catequético. Esa renovación fue una de las principales conclusiones del discernimiento del V PDE. ¿Cómo es que no lo menciona?

La llamada a la comunión diocesana, más allá de la realidad territorial o institucional propia, es realmente oportuna y aspecto fundamental del PDE. El obispo es el primer servidor de esa comunión diocesana, con la ayuda de los vicarios. ¿No hay aquí una seria interpelación para Ud. mismo y sus más próximos colaboradores? ¿No se podría decir y hacer algo más?

La pregunta por quiénes serán los evangelizadores de mañana en Bizkaia suscita otras muchas cuestiones que están esperando una respuesta clara y valiente. ¿Es cierto que la economía diocesana no permite el nombramiento de más laicos y laicas con encargo pastoral y remuneración? ¿Cómo tendríamos que entender que todavía haya muchas realidades pastorales sostenidas por compañeros jubilados y sin horizonte de relevo? ¿Sigue siendo normativo que los presbíteros que alcanzan la jubilación civil sólo asumirán responsabilidades de segundo nivel? ¿Qué se está haciendo para desatascar la creación de Unidades Pastorales en las que existen parroquias encomendadas a religiosos? ¿Para cuándo la reconversión o el cierre de algunas parroquias en zona urbana? ¿Hay realmente una jerarquía de actividades pastorales para nuestro contexto de misión? ¿Cuánto esfuerzo dedicamos a tareas con personas ya integradas —de diversas formas— en la comunidad y cuánto a la propuesta de fe, a la convocatoria, a sumar nuevos cristianos? ¿No es cierto que gastamos mucha energía en devociones de otros tiempos y olvidamos lo que ahora mismo debiera ser prioritario?

Estamos de acuerdo en lo que se dice respecto del compromiso diocesano en cuanto a la economía y el trabajo. Igualmente en lo referido a antiguas y nuevas pobrezas.  Ahora bien, ¿no es verdad que la situación está reclamando una más nítida denuncia del sistema de mercado (auténtico ídolo colectivo) y no sólo de sus consecuencias? ¿No estamos desperdiciando las posibilidades de formación y motivación social que todavía conservan nuestras parroquias, centros educativos y otras realidades de Iglesia? ¿No es cierto que muchos fieles no son todavía conscientes de la dimensión social y política de su opción por Jesucristo? ¿No estamos demasiado silenciosos?

El compromiso diocesano con la cultura y más específicamente con el euskera fue en una época más que notable. Estamos de acuerdo. ¿Puede decirse lo mismo del Seminario de hoy? ¿Hay suficiente motivación y recursos para su aprendizaje por parte de quienes serán los curas de una comunidad diocesana bilingüe?

Nos parece muy destacable en su intervención el apartado dedicado a la “minorización” de la Iglesia de Bizkaia. Dado que este aspecto no se encuentra en la versión escrita de que disponemos imaginamos que fue parte del diálogo posterior. Por otra parte ha sido lo más subrayado por los medios. Agradecemos que hable sin tapujos ni maquillajes: somos menos, vamos a ser menos, nos estamos achicando… Seguramente es lo mismo que se quería decir con aquello de la “debilidad del sujeto eclesial”. La pregunta es si estamos preparándonos realmente para esa nueva situación. ¿Seremos capaces de abandonar todo estilo triunfalista? ¿Sabremos discernir cuáles son los rasgos de identidad irrenunciables, hoy y aquí, en un contexto que es similar al del exilio bíblico? ¿Despertaremos en nosotros mismos una actitud testimonial que busca y ofrece la palabra oportuna en lo cotidiano? ¿Evitaremos la tentación del gueto? ¿Será Ud. mismo un agente comprometido en la transformación de mentalidades y prácticas que esta situación requiere? 


Muy agradecidos por su atención, aprovechamos para saludarle. 


FORO DE CURAS DE BIZKAIA – BIZKAIKO ABADEEN FOROA

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