jueves, 26 de diciembre de 2013

Declaraciones del prefecto de Francisco...

... y secretario de Benedicto VI en Alemania:
“A muchos entusiastas de Francisco se les va a atragantar la alegría”.


Matteo Matzuzzi

“A muchos entusiastas de Francisco se les va a atragantar la alegría”. Éstas son las duras declaraciones que monseñor Georg Gänswein, prefecto de la Casa pontificia y secretario del Papa emérito Benedicto XVI, ha realizado en una entrevista que será publicada el número de enero por la prestigiosa revista de cultura alemana “Cicero”. Son declaraciones realizadas con la vista puesta en la Iglesia alemana, una parte importante de la cual pide insistentemente a Roma rápidas reformas y significativos cambios de rumbo. Cambios en la pastoral familiar y en lo referente a los sacramentos.

Y, por supuesto, un papel más activo y central de las mujeres en la iglesia.
No se trata de nombrar mujeres cardenales (quien lo piense “padece un cierto clericalismo” ha manifestado Francisco en la amplia entrevista concedida a Andrea Tornielli y publicada en la “La Stampa”), sino de las diaconisas. Es posible abrir el debate sobre este asunto.

Sin embargo, Gänswein lo frena: “No creo que el Papa dé mucho crédito a algunas peticiones procedentes de Alemania”. Se trata de una observación directa contra la posibilidad de conceder el diaconado a las mujeres, hipótesis también propuesta por purpurados del nivel del cardenal teólogo Walter Kasper: “Imposible”, manifiesta el secretario personal del Pontífice emérito.

Durante la última sesión primaveral de la Conferencia episcopal alemana, celebrada en Tréveris, el ex presidente del Pontificio consejo para la promoción de la unidad de los cristianos indicó que era posible instituir la figura del diaconado femenino, un ministerio habilitado para ejercer funciones pastorales y determinados servicios litúrgicos. No habría problema dogmático alguno, añadió Kasper, ya que no se trataría propiamente una ordenación, sino de una singular y específica bendición.

Gänswein muestra su perplejidad y no ve en el futuro más inmediato cambio alguno sobre este asunto. Tampoco ahora, un tiempo en el que el Papa jesuita ha levantado muchísimas expectativas en gran parte del episcopado mundial y un Papa, por cierto, con el que dice colaborar “en confianza y armonía”.

Por tanto, quedarán muy decepcionadas “aquellas fuerzas y colectivos que han intentado aprovecharse del nuevo Pontífice en beneficio de sus propios intereses”, se explica el prefecto de la Casa pontificia.

Basta con fijarse en el documento de la diócesis de Friburgo por el que autorizaba la participación en los sacramentos a los divorciados vueltos a casar, empezando por el primero de todos ellos (la comunión). Lo hacía apelando, para ello a la misericordia, tan evocada por Francisco. Sin embargo, ha sido el mismo Pontífice, siempre según “La Stampa”, quien ha aclarado haber “hablado del bautismo y de la comunión como alimento espiritual para ir adelante, algo que se ha de entender como un remedio y no como un premio. Algunos –ha añadido- han pensado rápidamente en los sacramentos para los divorciados vueltos a casarse, pero yo no he bajado a casos particulares: me he limitado a indicar un principio”.

Estas matizaciones vendrían a ser una respuesta indirecta a quienes, a partir del cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Múnich y Frisinga, acusaron al prefecto de la congregación para la Doctrina de la fe, monseñor Gerhard Ludwig Müller, de querer embridar y cerrar el debate sobre la pastoral matrimonial ante el próximo Sínodo extraordinario de octubre.

“Polémicas absurdas”, ha manifestado hace unos días en una larga entrevista a la agencia católica alemana kath.net el cardenal suizo Kurt Koch, sucesor de Kasper en el dicasterio para la unidad de los cristianos y de visita en Rusia (donde se ha entrevistado con el Patriarca de Moscú, Kirill): “Müller no ha hecho otra cosa que recordar la doctrina de la iglesia, explicitando lo ya afirmado sobre este tema específico, en la época en que fue prefecto de la ex Santa Inquisición, el cardenal Joseph Ratzinger. Cualquier examen serio del problema tiene que partir de estas enseñanzas, que corresponden a la clara voluntad de Jesucristo”.

Oponer, una vez más, la enseñanza a la pastoral, ha manifestado Koch, “no puede ser la dirección en la que ha de moverse la iglesia. Las nuevas modalidades de expresión pastoral sólo pueden encontrarse en la luz traída por la verdad de la doctrina”.


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