miércoles, 17 de abril de 2013

El vaso, el agua y el elefante

Rufino Iragarai
El obispo Munilla pone en cuestión la salvación fuera de la Iglesia Católica, apoyándose en San Ambrosio:
Por lo tanto, en palabras de San Ambrosio, los caminos de acceso a Dios no son múltiples, sino uno sólo: el camino por el que Dios se ha acercado al hombre (en clara referencia a la iglesia Católica, como única depositaria de la verdad cristiana).
¿No os parece, a estas alturas, en nuestro tiempo, un planteamiento insostenible, aunque en su momento (siglo IV) pudiera parecer “razonable”? Para salvarse –entiendo yo– que, por ejemplo, basta seguir a Jesús. Opino que no hace falta ser católico o estar adscrito a una determina confesión. Además, ¿qué es la salvación?

Yo hablo de Jesús como persona que se considera cristiana. Puede que otros hablen de otros maestros, por ejemplo de Buda. Los cristianos decimos que Jesús vivió toda su vida con una coherencia ejemplar. Estuvo al lado de los necesitados y actuó por ellos, contra los desmanes autoritarios tanto del poder religioso como civil, aunque eso le costara la vida, aunque tuviera que padecer una injusta y escandalosa muerte en la cruz.
“Tomó conciencia” de que Dios lo llamaba a hacer algo grande a favor de la humanidad en su conjunto, y de los pobres y marginados en particular. La salvación es, precisamente, tomar conciencia de que somos Uno, estamos unidos a Él y que eso nos está salvando ya. Seguir su ejemplo y vivirlo ya hoy mismo, ésa es la verdadera salvación, el verdadero camino.
La apelación al “relativismo” es un argumento muy manido por los obispos españoles; monseñor Munilla no es una excepción:
La teoría del ‘pluralismo relegioso’ –es decir, la presentación de todas las religiones como igualmente verdaderas– no es sino la lectura del hecho religioso a la luz del relativismo.
El pluralismo religioso, ciertamente, no tiene nada que ver con el relativismo. Pluralismo significa libertad de conciencia, ecumenismo, ausencia de dogmas, no adhesión obligatoria y en serie (como ha sido nuestro caso) a un determinado credo, no al pensamiento único. Pluralismo significa entender la moral religiosa supeditada a la ética universal…
Me hace mucha gracia la forma en que termina el artículo:
Pasados cincuenta años, estamos ante una buena oportunidad de redescubrir el Concilio Vaticano II, en el que de una forma muy equilibrada, se afirma por una parte, que en las diversas religiones podemos encontrar semillas de verdad, e incluso una cierta preparación para el Evangelio (cfr. LG 16). Pero al mismo tiempo se recuerda que solamente en Cristo y en su Iglesia se pueden encontrar la Revelación de Dios y la plenitud de los medios de la salvación (cfr. UR 3).
Iba utilizar una palabra un poco fuerte para calificar al obispo, pero no lo voy a hacer. Solamente diré que invoca al Vaticano II y promueve todo lo contrario; eso no es coherente, no es de recibo.
Yo sí pienso que, en efecto, las religiones, cuando hay un sincero afán de la búsqueda de la verdad, representan esa imagen del elefante siendo examinado cada una de sus diversas partes por un representante religioso.
Yo pienso que todas las religiones son creaciones humanas. Y son creaciones de un determinado momento histórico, de acuerdo con el nivel de conciencia, paradigma cultural y modo de cognición del referido momento histórico. De tal modo que lo que nace en un determinado estadio no puede ser trasladado a otro distinto sin la traducción correspondiente al “lenguaje” del nuevo tiempo. Estoy de acuerdo con los que sostienen que hay que huir de toda lectura “literalista” de los textos sagrados, porque así son mucho más ricos.
También estoy de acuerdo con los que defienden que «las religiones serán tanto más vivas y humanizadoras cuanto más se alimenten de la espiritualidad, pero no cabe duda de que las transciende. Si cada religión es un “mapa” con señales, aportaciones y orientaciones hacia un territorio, la espiritualidad es el “territorio” mismo. No tiene porqué haber enfrentamiento entre ellas pero tampoco identificación. En el inicio de cualquier tradición religiosa hemos observado a personas que han visto y recorrido el “territorio”, pero sus sucesores se empeñan en trazar “mapas”.» (cfr. E. Martínez Lozano, Vida en plenitud).
Y termino con unas palabras del mismo autor, del mismo libro:
Por un lado, en ciertos círculos de la Nueva Era suele presentarse la espiritualidad como búsqueda de un bienestar que, por más que se designe como “integral” no parece superar los límites del narcisismo y de la charlatanería (postmodernismo extremo).
Por otro lado, en los grupos religiosos más estrictos, probablemente por un instintivo mecanismo de defensa, se promueve una espiritualidad rígida y exclusiva, con notables tintes dogmáticos y autoritarios (integrismo mítico).
(artículo publicado en Diario Vasco: 29/03/2013)

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