viernes, 13 de julio de 2012

EE.UU: Los fieles rechazan a unos curas preconciliares y el obispo amenaza con un “entredicho”


¿Se repitirá esto en Bizkaia?
División entre los fieles, ingresos económicos que caen en picado hasta el punto de tener que cerrar la escuela parroquial y un obispo que amenaza a los “disidentes” con el “entredicho”, es decir, con prohibirles la asistencia a algunos oficios divinos, la recepción de algunos sacramentos y ser enterrados cristianamente (a diferencia de la excomunión, no es una expulsión de la comunidad). 
Ingrid Colanicchia
36689.  Madison-Adista
Ésta es la situación en que se encuentra la iglesia de St. Mary, en Platteville (Wisconsin), desde que en junio de 2010 el obispo de Madison, Mons. Robert Morlino, confió a fr. Faustino Ruiz y fr. Juan del Prior, la dirección de la Society of Jesus Christ the Priest (fundado en el 1957 por fr. Alfonso Gálvez, de Murcia, España).

Fue un nombramiento que –visto lo visto- no ha gustado nada a los feligreses: los dos curas han sido acusados de haber asumido comportamiento pastorales tradicionalistas, de transmitir enseñanzas que nada tienen que ver con el Concilio Vaticano II, de haber impedido a las chicas el servicio en el altar y de haber disuelto el grupo que administraba la comunión a quienes no pueden salir de casa. Además, desde su llegada han caído en picado las donaciones en favor de la parroquia, hasta el punto que para la escuela de St. Mary, fundada hace 77 años, éste será su último año de actividad.

Pero a las protestas de los feligreses -dirigidas desde 2010 al obispo por el traslado de dos sacerdotes- Mons. Morlino siempre ha respondido de mala manera, llegando a sostener, en una carta enviada el 25 de abril pasado, que era posible de que los disidentes pudieran ser objeto de un “entredicho”.

 “Los sacerdotes llamados a servir en vuestra comunidad –escribe el obispo- han admitido que algunos de los cambios por ellos promovidos han sido percibidos por muchos como bruscos. En realidad, semejantes percepciones no son más que tergiversaciones con el fin de generar inestabilidad. “Este malestar es el resultado de activar una estrategia bien definida que pasa por su superación y por la curación de las heridas que se hayan podido ocasionar”.

“Desde los primeros momentos ha habido quienes han afirmado que estos sacerdotes no predican en conformidad con las reglas de la Iglesia y, en particular, con todo lo que se puede leer en los documentos del Concilio Vaticano II”. “Sin embargo, hasta el presente no se me han podido comunicar ejemplos concretos de enseñanzas o prácticas no conformes con las directrices de la Iglesia. Sólo he sido informado de casos de legítimas y admisibles diferencias de estilo, en definitiva, de errores humanos”.

“Son valoraciones inconsistentes que no me apartan de mi convicción de que la fe católica está siendo enseñada de manera conforme con una apropiada interpretación del Vaticano II y que, en el fondo, se trata de criticas asentadas en gustos personales, de cotilleos y habladurías, algunas de las cuales pueden transformarse también en calumnias con el fin de instigar el odio hacia vuestros sacerdotes, a la fe y a mí mismo”.

“Tengo que advertiros con la máxima energía que todo esto no puede continuar. Ahora lo hago -concluye Mons. Morlino anunciando el envío de unos textos con los que “reflexionar en la oración”-  con la sincera esperanza de evitar tener que emitir avisos canónicos en los próximos días”. Siguen dos páginas con referencias al Catecismo de la Iglesia católica, a la “Lumen Gentium” y a algunos artículos del Código de Derecho Canónico: destacando, entre éstos últimos, el canon nº 1373 cuando determina que hay que castigar “con entredicho o con otras penas justas” a  quien “públicamente suscita la aversión o el odio de los súbditos contra la Sede Apostólica o el  Ordinario, con motivo de algún acto de potestad o de ministerio eclesiástico, o induce a los súbditos a desobedecerlos”.

Obviamente, la comunidad está rota. “No pensé que se podría llegar a tanto” ha manifestado Myron Tranel del Consejo económico de St. Mar (National Catholic Reporter, 2/5), quien, entretanto, participa en la eucaristía de otras parroquias colindantes: “Creo que ahora son más los enfadados con el obispo que con los curas”. “Todo eso no tiene nada a que ver con la religión” prosigue. “Se trata de poder y de control. Pueden hacer lo que les dé la gana, pero yo seguiré siendo católico”.

Por su parte, Gregory Merrick, que ha empezado a frecuentar la parroquia de St. Mary después de haber oído hablar de los dos curas, ha declarado al National Catholic Reporter (2/5): “Se trata de cambios de estilo, no doctrinales”. “Predican la verdad desnuda y cruda de los Evangelios”.



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