martes, 24 de enero de 2012

Por una Iglesia ‘salada e iluminada'

No deja de sorprendernos su mirada y la sed que se palpa en sus rostros. Que no nos digan que la gente joven no está interesada por la espiritualidad, por el secreto profundo que Dios ha puesto en su corazón. Nuestra experiencia con adolescentes, jóvenes y menos jóvenes es la de una profunda búsqueda, una escucha atenta, ¡no!, ¡atentísima!, de nuestras palabras, cuando les hablamos de Dios. Son como remolinos en el mar que succionan lo que está alrededor, lo que les toca. No sabemos si nosotras logramos mostrar algo pero, desde luego, ellos nos muestran que el ser humano está hecho de sed y de agua, porque Dios ha puesto en cada uno, cada una, la sed y el agua necesaria para saciarnos de Vida.

Comunidad de Monjas Trinitarias Suesa (Cantabria)



Es más sencillo invitar a la gente joven a poner el corazón desnudo y palpitante sobre la mesa, abierto a nuevos espacios que a la gente adulta; tenemos tantos resabios, nos negamos tantas veces la capacidad de sorprendernos, de considerarnos discípulos, discípulas... A los chicos y chicas les hablamos de seguir la voz interior y después… les invitamos a dudar, sí, a dudar. La duda es un buen camino para conocer nuestra interioridad, para limar la fe y llegar a la esencia. Les hablamos del discernimiento con alguien, del discernimiento en la oración personal, en la celebración litúrgica, y… hacemos hincapié en la formación, que es donde queremos llegar hoy. Vivimos en un tiempo en el que tras la experiencia profunda que desgarra o que acompaña también es muy, MUY, necesaria la formación teológica, ¡saber de lo que hablamos! A veces no nos tomamos muy en serio aquello que dijo el bueno de Pedro sobre "dar razón de nuestra esperanza”. El acceso a la cultura está, más o menos, al alcance de todos, tenemos facilidades para que nuestra sabiduría sea grande, nos gusta saber sobre aquello que nos interesa, que nos motiva… ¿qué pasa con nuestra fe, con nuestra religión católica?, ¿tan privada es nuestra fe que no necesita del saber intelectual? Mmmmm…

En la vida monástica es muy importante procurar tener una buena biblioteca, actualizada y disponible para que cualquier hermana pueda encontrar respuestas o… más preguntas. Una de las ventajas y gracias de nuestra vocación es poder conjugar con cierta facilidad la cultura y la espiritualidad, la formación y la oración.

Tenemos el derecho a formarnos en cuestiones de fe, sí, y tenemos el deber de hacerlo, para poder argumentar ante esos chavales que nos miran sedientos y que no les vale el "porque sí”.

Desde este planteamiento os invitamos a vivir un fin de semana conjugando la formación intelectual, la oración personal y la celebración comunitaria. Reflexionar, orar, celebrar… puede ser un buen plan.

Del 3 al 5 de febrero tendremos la oportunidad de reflexionar con Teresa Forcades, monja benedictina del monasterio de San Benet (Barcelona) sobre Dios Trinidad y nuestra libertad. Con ella podremos escuchar, dudar, discutir y elegir. Y, una vez más, abrimos nuestra casa para orar y celebrar, y abrimos el corazón para seguir creando una iglesia "salada e iluminada”.

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