sábado, 29 de octubre de 2011

S. GALILEA Y A. PAOLI SOBRE EL DOMINGO 31 DEL T. O.



Jesús denuncia y nos libera
de la opresión de los que saben



En su discurso sobre los letrados y fariseos en el Evangelio de hoy, Jesús denuncia la opresión de los que saben. De las élites intelectuales. En el plan de Dios, el saber, los conocimientos, son para compartirlos, para que todos tengan acceso a ellos. Saber es una forma de liberarse (de ignorancias, miedos, etc....). También es una manera de acercar a las personas, de con­fraternizar, pues los conocimientos quitan prejuicios, dan mayor com­prensión.

Pero como otros valores (dinero, poder), el saber puede pervertirse. Hacerse el monopolio de unos pocos. Para Jesús esto es injusto, en cual­quier campo de los conocimientos, pues priva al hombre de un derecho, y lo hace indefenso ante el mundo y ante los demás. El que no sabe no puede crecer. Por eso el cristianismo -la Iglesia— siempre fomentó la edu­cación para que los que no saben, sepan (Colegios, universidades etc.). Educar es liberar. (Puebla 1026).

Lo grave es que la injusticia del saber no es solo un desnivel de conoci­mientos en la sociedad. Crea dominación, cuando los pocos que saben tie­nen todo en sus manos y oprimen a los que no saben. Esto sucede especial­mente en los países pobres como los nuestros, donde el saber (con la rique­za y el poder) está concentrado en pocas manos. Los pobres, los que no saben, no participan, reciben todo hecho a la conveniencia de los podero­sos, no saben defender su causa. No tienen voz. (Puebla 88).

La liberación cristiana debe llevar a los pobres a.saber. Esa es la famo­sa concientización, palabra usada para todo, e instrumentalizada por los políticos, cuyo significado cristiano es el dar a los débiles, los oprimidos, una verdadera sabiduría. Que los haga conscientes de su dignidad, de sus derechos y deberes, que les dé el espíritu crítico y los instrumentos para participar en la marcha de la sociedad y para compartir el saber. (Puebla 49).

Compartir el saber también en lo religioso, en la Iglesia misma. En nuestras comunidades puede haber un peligro de elitismo, que solo unos pocos entienden de religión, y los más sencillos y humildes no participan. Evangelizar es compartir el Evangelio Con todos, sobre todo con los po­bres. Hacer que en nuestras comunidades todos estén a gusto, puedan hablar y aportar, sintiendo que la Iglesia es de ellos. (Puebla 643).

Leamos el Evangelio de hoy con esta perspectiva, y veremos la riqueza de enseñanzas que tiene para la sociedad y para nuestras comunidades cris­tianas.

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